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Nunca es tarde para la reflexión, nunca es tarde para gritar un NO, un NO a la violencia, un NO a la intolerancia, un NO a la insensibilidad, un NO a la falta de empatía…
Como cada año, marzo se pinta de morado y millones de mujeres en el mundo entero levantan la voz, manifestando la inconformidad, las injusticias, el acoso, la falta de oportunidades, las restricciones laborales, las muertes prematuras de niñas, de madres, de jóvenes, de mujeres que salieron de casa o peor aún, que estando en casa, fueron violentadas y no volverán a escucharse.
¿Los hombres qué papel jugamos en estas manifestaciones? No creo que sea guerra de géneros, ni es tan sencillo como echar culpas y confrontar, no es solo de «acompañamiento», no hay que ser solo espectadores, es estar conscientes que hombres y mujeres somos copartícipes de lo que queremos como sociedad.
Tristemente la tragedia es el primer paso para que se accione, hay que dar continuidad a lo que se manifiesta, no dejar de exigir a las autoridades ni al vecino, ni a nosotros mismos, cada quien en su trinchera, cada quien con sus armas buscando la paz.
Las estadísticas arrojan que solo el 9% de los hombres se involucra en el manejo y necesidades de una casa, en una crianza activa,en las acciones del día a día. Labores que se delegan sin darles la justa dimensión, no se es menos hombre por cuidar a los hijos, no solo es proveer, si no preparar los alimentos, no se pierde la hombría por recoger y lavar la ropa, en fin, la lista es larga pero simple al final, es tomar conciencia y ejecutar.
Volver al origen es clave, a la educación que se les da a las nuevas generaciones, pero también en las generaciones actuales, estar claros que tenemos la vivencia y experiencia de que hombres y mujeres contamos con las mismas capacidades, los mismos derechos y que nuestras diferencias físicas, emocionales y de percepción nos hacen piezas de un rompecabezas en donde tenemos que cohabitar, en donde un NO debe ser suficiente para parar la violencia, un NO debe ser oído, un NO debe ser atendido y dar paso al SI quiero un mejor lugar para vivir como seres humanos.
«Intento realizar un disparo con la cámara que un momento preciso pueda captar el encuentro entre las formas y los contrastes, identificando a la cultura que los creo en esencia y se convierta en un disparo de vida y de emociones que sea capaz de transmitir la grandeza que existe a nuestro alrededor, aún cuando sea una belleza oculta o una humanidad que en el día a día quizás no logremos encontrar, pero que sin diferenciar su raza o religión, todos comparten una búsqueda constante por cubrir necesidades como felicidad, amor, dinero, amistad, un paraíso de playas y tranquilidad, emociones de la gran ciudad o quizás solo sobrevivir y perdurar en el tiempo».
Cada cultura tiene sus «rarezas» ni malas ni buenas, simplemente es cuestión de enfoques, de encuentros y desencuentros. Una piedra por ejemplo, te puede significar, el principio de un muro o bien la cima de una nueva oportunidad para ver otros horizontes…
Precisamente, partiendo de lo «raro» es curioso que en todo el mundo pueda haber coincidencias en la conmemoración de ciertas cosas, me sorprendió enterarme del Día Mundial de las enfermedades raras, que se registra desde 2008 y es proclamado por la Organización Europea para las Enfermedades Raras (EURORDIS).
Así es que el último día del mes de febrero se considera como el Día Mundial de las Enfermedades Raras. El primer año (2008) que fue bisiesto, se eligió el 29 de febrero como el día oficial, justamente por la rareza de la fecha. En años no bisiestos, es el 28 de febrero cuando se conmemora.
A partir de 2009, esta asignación que había surgido como iniciativa esencialmente europea, comenzó a ser cada vez más global. En 2013 participaron más de 70 países y ese mismo año en España, fue designado como el Año Nacional de las Enfermedades Raras por el Ministerio de Sanidad.
El objetivo de este día es crear conciencia sobre estas enfermedades, para mejorar el acceso al tratamiento y a la representación médica de los individuos que las padecen y sus familiares. Estos pacientes tienen verdaderos problemas para el diagnóstico, tratamiento y acceso a las ayudas necesarias para primero, aliviar los síntomas en lo que se encuentra las causas y todo lo que conlleva su enfermedad.
En España la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) en coordinación con la Organización Europea de Enfermedades Raras (EURORDIS) y con la Alianza Iberoamericana de Enfermedades Raras (ALIBER) realizan una Campaña de sensibilización enmarcada en el Día Mundial de las enfermedades raras que este año 2020 será el 29 de febrero, con el objetivo de concienciar sobre estos padecimientos poco frecuentes y situarlos como una prioridad en la agenda social y de salud. Ojalá no solo en este país se lleven a cabo estas iniciativas.
Así que si una enfermedad ya de por sí es compleja, sumarle que pueda no haber la suficiente información para detectarla y tratarla, hace que no solo por un momento, ni un día, si no que seamos más sensibles con todo aquello que pueda ser fuera de lo común, incluidas
las enfermedades.
Por ello, este 29 de febrero como hace 22 años, recuerda y aporta tu granito de arena, dando a conocer esta información.
Ingresa a www.rarediseaseday.org
El despojo se relaciona a una connotación negativa, te quitó, te robó, te despojó… pero queriendo darle otra perspectiva, despojarte de algo que te hace daño es un paso para liberarte de lo que no te deja ser y hacer.
En cualquier parte del mundo existe en un contexto violento, la seguridad pende de un hilo muy delgado y hay individuos que se sienten con el derecho de truncar la vida, el espacio o las ideas de otros por pensarse mejores, diferentes y superiores.
El arte a través de la fotografía no está exento de capturar estas emociones que son parte de la realidad. Esta obra, «Despojo del Alma» ejemplifica y da pie a la reflexión para dejar atrás lo que nos aprisiona, lo que nos lastima o nos limita como seres humanos -por ende como seres sociales- y debemos dejar ir, lavarlo de nuestro entorno, empezando desde uno mismo, desde dentro, para así tener una transformación realizada partiendo de acciones positivas.
El despojo entonces nos puede llevar a mejores versiones de nosotros mismos, pero hay que tener claro que liberarte de algo que no te permite crecer, dejará un espacio en el interior.
En esta idea, «quitarnos, va de la mano con darnos», desde la oportunidad por hacer algo diferente hasta hablar y ejecutar aquello que no nos atrevíamos. Somos seres cambiantes, pero si hay bases, valores y ganas, podemos liberarnos de aquello que nos mantiene estáticos y este despojo nos hará seres humanos con un horizonte del tamaño de nuestra voluntad.
Un ciclo está por concluir, la década termina y el 2020 está a la vuelta de la esquina.
Es increíble como el tiempo huye, se van los días, la luna pasa, se aleja y vuelve… pero lo importante es valorar lo que transcurre, la madurez que se obtiene, los lugares vistos, personas conocidas y las que están por aparecer, personajes en cualquier plaza que nos alegran o disparan el enojo, creando al final momentos que nos forman y eligiendo nosotros cómo nos transforman.
Sirvan estas fechas para liberarnos también de aquello que nos mantiene estáticos, despojarnos de las cadenas que deben romperse, con la seguridad de que hay algo y alguien para nosotros en éste o al otro lado del mundo, sólo debemos tomar la decisión de salir a buscar.
Por esto, no es suficiente hacer el propósito, si no crear la mejor versión de uno mismo cada día… Este inicio de año hay que emprender nuevos retos, despojarnos de ataduras y atrevernos a viajar sin la seguridad de llegar a un hotel, de cuidar el cuerpo para no acudir a un hospital, de hacer un amigo con el nuevo vecino y recordar con todo el cariño a los que se fueron, pues siguen en la memoria siendo parte de nosotros…
Hace poco estuve presente en un debate muy interesante y polémico, eran niños que debían exponer sus ideas para hacer de su país un mejor lugar para vivir. Sorprende la forma en que están sensibilizados con todo lo que pasa y como se expresan, desde la violencia en contraste con el manejo de sus derechos. Una de las niñas cerró su discurso con una frase que me hizo mucho sentido y ahora comparto, es un proverbio africano:
«El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor».
Sea pues hoy y démonos cada día un tiempo para reflexionar, para dar y recibir ese abrazo que nos haga crecer, compartir amor, pedir perdón y dar gracias a la vida por lo que podemos hacer con ella.
Digamos adiós al 2019 y la bienvenida a la nueva era, con la actitud que nos permita ser y hacernos mejores seres humanos.
Paraíso del Caribe mexicano, de arena clara que nos envuelve desde que el sol aparece y pinta el horizonte, hasta esas noches de luna llena reflejada en el mar.
Cancún es y siempre será mi hogar, si bien no nací en esas tierras, eché raíces, hice amigos entrañables y aprendí que es una parte de México muy noble, de oportunidades y crecimiento para el trabajo. Zonas hoteleras, restaurantes, plazas comerciales, lujos y contrastes que se conjuntan con la naturaleza y se brindan como uno de los principales atractivos turísticos mundiales.
Desafortunadamente no está exento de la inseguridad y violencia, se presta a lavado de dinero, a que las autoridades y empresarios corruptos ensombrezcan su paisaje volviéndolo hostil y negativo.
Pero volteando a cualquier latitud, sea desde México o hasta el fin del mundo, la creciente ola de intolerancia, de irracionalidad, de odio nos lleva a cuestionarnos hacia dónde va la humanidad ¿qué necesitamos para estar en equilibrio y no pelear con el vecino, ni con uno mismo?
Ya no hay causas sociales que no deriven en guerras de poder, ya no hay líderes que si bien inician con la bandera de la igualdad y justicia, se transforman por el ego mal habido, el dinero o el perpetuarse como eternos salvadores de sus propias realidades.
Y aquí echo mano de la realidad que en lo particular me devuelve la esperanza de que es posible un cambio, la fotografía nos hace reflexionar, contemplar y proponer, no huye, simplemente capta momentos y sensaciones que se comparten… por esto, como me gustaría que por un instante cada ser humano se quedara con lo mejor de sí mismo y se compartieran todas esas realidades para crear una mejor convivencia, un mejor planeta para vivir el momento y poder crear un futuro libre del odio que nos estanca.
Esta imagen es pues un instante de Cancún, en un día con la hora marcada por el sol y los reflejos del mar que nos remiten al contraste y la elección, nuestra elección para transformarnos y ver más allá del horizonte.