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Cada 19 de septiembre, la memoria colectiva de México revive los devastadores sismos que han marcado al país en distintas épocas. Desde el trágico terremoto de 1985 hasta los más recientes movimientos telúricos de 2017 y 2022, esta fecha ha quedado vinculada a una serie de eventos sísmicos de gran calibre que han generado tanto devastación como importantes lecciones en torno a la prevención y preparación. Aunque estos sismos han sucedido el mismo día, es importante recordar que los terremotos no pueden predecirse ni ocurren por temporadas.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 fue el primero en marcar esta fecha de manera trágica, con una magnitud de 8.1 y un epicentro en las costas de Michoacán. Afectó gravemente al centro y sur del país, especialmente a la Ciudad de México, causando más de 6,000 muertes y miles de edificios destruidos. Un día después, el 20 de septiembre, un nuevo temblor de magnitud 7.6 agravó los daños estructurales ya causados por el primer evento.
32 años más tarde, en 2017, un terremoto de magnitud 7.1 sacudió nuevamente el centro del país. Este sismo, que ocurrió a las 13:14 horas, afectó gravemente a la Ciudad de México, Puebla y Morelos, con un saldo de 369 muertos y cientos de edificaciones colapsadas. Curiosamente, el 7 de septiembre de ese mismo año, otro sismo de magnitud 8.2 golpeó Oaxaca y Chiapas, siendo el más fuerte registrado en México en el último siglo.
El 19 de septiembre de 2022, exactamente cinco años después del terremoto de 2017 y 37 años después del sismo de 1985, otro sismo de magnitud 7.7 sacudió México a las 13:05 hrs. Con epicentro frente a la costa de Coalcomán, Michoacán, este temblor se sintió en varios estados del país, desde la Ciudad de México hasta Chihuahua.
Tres coincidencias que se sintieron como un atentado muy bien planeado, como disparos dirigidos por pistoleros contratados para que ninguna persona saliera ilesa de esta ejecución.
A pesar de la percepción popular de que septiembre es el mes de los sismos, los registros del Servicio Sismológico Nacional (SSN), recopilados durante más de 111 años, desmienten esta creencia. Si bien los eventos de 1985, 2017 y 2022 han quedado grabados en la memoria colectiva, los datos muestran que la actividad sísmica no está concentrada en este mes en particular. Los expertos coinciden en que los terremotos no pueden predecirse y que no siguen patrones estacionales.
Se nos olvida que México es un país altamente sísmico; más de 15 mil sismos ocurren durante un año, lo que significa que al día el piso se mueve bajo nuestros pies más de 40 veces. La mayoría de estos movimientos son menores a magnitud 4, por lo que nosotros no los sentimos y sólo son detectados por la instrumentación sísmica, pero eso no significa que no esté temblando cada día.
Ésta es la consecuencia de estar ubicados entre cinco placas tectónicas: la del Caribe, la del Pacífico, la de Norteamérica, la Rivera y la de Cocos. Los sismos que mayormente nos afectan se dan por la interacción entre las últimas tres, por lo que se genera una zona de subducción (lugar en donde las placas de Rivera y de Cocos se deslizan por debajo de la Norteamericana) que abarca los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas
Los sismos del 19 de septiembre son una coincidencia histórica que nos invita a estar preparados, solo eso, a estar ciertos que en cualquier momento la naturaleza nos pone en una posición vulnerable y solo nos queda aprender, pues aunque no podemos predecir cuándo ocurrirá el próximo terremoto, sí podemos estar preparados. La experiencia de los sismos del 19 de septiembre nos recuerda la importancia de contar con un Plan familiar de protección civil, así como con una mochila de emergencia. Estas medidas, junto con la participación en simulacros, pueden marcar la diferencia entre la seguridad y el riesgo durante un sismo.
Es esencial que todas las construcciones cumplan con los reglamentos de resistencia sísmica y que se revisen periódicamente en busca de daños estructurales. Además, es vital mantener la calma y actuar de manera informada durante un sismo, siguiendo las recomendaciones de las autoridades de Protección Civil.
Hay un poema que cada vez que lo escucho me hace estremecer. Para muchos, la manera correcta de poner en palabras lo que sentían, para otros, un oportunismo. Sea como fuere, Juan Villoro imprimió en esas palabras lo que vivió a partir del 19 de septiembre del 2017 en la Ciudad de México. La publicación, hecha el 22 de septiembre en la sección de opinión del periódico Reforma, fue un revuelo en las redes sociales. Por odiado o por amado, pero movió a miles de mexicanos…
Puño en alto
Juan Villoro
Eres del lugar donde recoges la basura.
Donde dos rayos caen en el mismo sitio.
Porque viste el primero, esperas el segundo.
Y aquí sigues.
Donde la tierra se abre y la gente se junta.
Otra vez llegaste tarde: estás vivo por impuntual,
por no asistir a la cita
que a las 13:14 te había dado la muerte,
treinta y dos años después de la otra cita,
a la que tampoco llegaste a tiempo.
Eres la víctima omitida.
El edificio se cimbró y no viste pasar la vida ante tus ojos,
como sucede en las películas.
Te dolió una parte del cuerpo que no sabías que existía:
a piel de la memoria, que no traía escenas de tu vida,
sino del animal que oye crujir a la materia.
También el agua recordó lo que fue cuando era dueña de este sitio.
Tembló en los ríos.
Tembló en las casas que inventamos en los ríos.
Recogiste los libros de otro tiempo,
el que fuiste hace mucho ante esas páginas.
Llovió sobre mojado después de las fiestas de la patria,
Más cercanas al jolgorio que a la grandeza.
¿Queda cupo para los héroes en septiembre?
Tienes miedo. Tienes el valor de tener miedo.
No sabes qué hacer, pero haces algo.
No fundaste la ciudad ni la defendiste de invasores.
Eres, si acaso, un pordiosero de la historia.
El que recoge desperdicios después de la tragedia.
El que acomoda ladrillos, junta piedras, encuentra un peine,
dos zapatos que no hacen juego, una cartera con fotografías.
El que ordena partes sueltas, trozos de trozos, restos, sólo restos.
Lo que cabe en las manos.
El que no tiene guantes.
El que reparte agua.
El que regala sus medicinas porque ya se curó de espanto.
El que vio la luna y soñó cosas raras, pero no supo interpretarlas.
El que oyó maullar a su gato media hora antes y sólo lo entendió con la primera sacudida,
cuando el agua salía del excusado.
El que rezó en una lengua extraña porque olvidó cómo se reza.
El que recordó quién estaba en qué lugar.
El que fue por sus hijos a la escuela.
El que pensó en los que tenían hijos en la escuela.
El que se quedó sin pila.
El que salió a la calle a ofrecer su celular.
El que entró a robar a un comercio abandonado y se arrepintió en un centro de acopio.
El que supo que salía sobrando.
El que estuvo despierto para que los demás durmieran.
El que es de aquí.
El que acaba de llegar y ya es de aquí.
El que dice «ciudad» por decir tú y yo y Pedro y Marta y Francisco y Guadalupe.
El que lleva dos días sin luz ni agua.
El que todavía respira.
El que levantó un puño para pedir silencio.
Los que le hicieron caso.
Los que levantaron el puño.
Los que levantaron el puño para escuchar si alguien vivía.
Los que levantaron el puño para escuchar si alguien vivía y
oyeron un murmullo.
Los que no dejan de escuchar.
El tema de la diversidad sexual ha sido manejado desde diferentes aristas, siempre es un tema polémico, con una historia que no debe perder de vista que todos los seres humanos somos distintos y tenemos la libertad de elegir, que el respeto y lo diverso deben ir de la mano y que manifestar preferencias es una decisión personal.
Muchos son los casos de violencia, de nota roja, de periódicos amarillistas que resaltan lo cruel que se vuelve la intolerancia, los disparos y los pistoleros que constantemente generan un atentado a quienes eligen caminos distintos, las autoridades que no hacen un recuento real de todos los ataques que sufre la comunidad LGBTQ+ y están presentes en cualquier plaza del mundo.
En junio es la conmemoración, aquí el artículo donde con detalle abordé esos orígenes: Polémico, siempre polémico
Pero justo a un mes de esta fecha ya icónica, hoy el tema se vuelve multicolor, sabes ¿Cuándo nació el popular arcoíris LGTBIQ+?
El origen del símbolo que representa al movimiento por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ no se remonta, al contrario de lo que se pueda pensar, a 1969, sino a casi diez años más tarde. Según narran diversas fuentes, en 1978 el primer funcionario abiertamente homosexual en Estados Unidos, Harvey Milk, sugirió al artista Gilbert Baker crear un icono de orgullo para el colectivo.
Tras el encargo, Baker pensó que, del mismo modo que muchos ondean una bandera nacional con el fin de mostrar al mundo el orgullo por sus orígenes, este elemento podría encajar con la misma misión para los gays, lesbianas, bisexuales y trans, «porque es una forma de proclamar tu visibilidad o decir: ‘¡Esto es lo que soy!'», dijo en una entrevista.
La idea del arcoíris surgió de manera espontánea, disparo de la creatividad del artista y que respondió a la intención de asociar la diversidad sexual a la naturaleza. Así, cosió ocho franjas de tela en posición horizontal, cada una de ellas de un color: el rosa, para representar el sexo, el rojo para la vida, el naranja para la curación, el amarillo para el sol, el verde para la naturaleza, el turquesa para el arte, el índigo para la armonía y finalmente, el violeta para el espíritu.
Ese mismo año, los primeros ejemplares de la bandera se vieron en la manifestación del 25 de junio en San Francisco, para el desfile del Día de la Libertad Gay. Y en vista del éxito que tuvo, el artista decidió comenzar a producirla a gran escala, tuvo el ojo de empresario. No obstante, una serie de problemas en la fabricación obligó a suprimir dos franjas de color de la bandera (la rosa y la turquesa) y a reemplazar el índigo por un azul tradicional, dando lugar a la bandera LGTBIQ+ de seis rayas que hoy ondea en las celebraciones.
La bandera diseñada por Gilbert Baker fue rápidamente adoptada por la comunidad, aunque hubo que esperar hasta 1994 para que se estableciese como símbolo oficial del orgullo LGTBIQ+.
Desde entonces, eso sí, ha dado la vuelta al mundo: hoy ya no solo la vemos colgada de las puertas de ese bar donde todo comenzó, sino también izada en muchos edificios municipales alrededor del mundo durante junio, el mes del Orgullo.
Asimismo, la mayor conciencia actual sobre diversidad sexual e identidades de género ha llevado a la creación de nuevas versiones del símbolo original. Por ejemplo, en 1990, la activista Monica Helms diseñó la Bandera Transgénero, que está formada por cinco franjas horizontales de color rosa, blanco y azul claro y que generalmente se utiliza en compañía de la bandera tradicional, la del arcoíris.
En 2017, por su parte, el diseñador Daniel Quasar creó una versión todavía más actualizada que incluía a las personas queer de color y a las personas transgénero: es decir, esta última es la bandera que más diversidades contempla, y por eso ahora es utilizada ampliamente en manifestaciones y en actos públicos.
Por suerte, no solo las banderas han cambiado en el contexto de la lucha por los derechos de las personas LGTBIQ+. Al contrario que en la década de los sesenta, hoy, según los últimos datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), son 132 de 193 los países que no penalizan los actos sexuales consentidos entre personas del mismo sexo.
Eso sí, mientras siga habiendo uno solo que lo continúe haciendo, en lo público o en privado, el Orgullo y su bandera seguirán saliendo a la calle cada 28 de junio.
Hablar de Cancún es hablar de uno de los lugares más hermosos no solo de México, si no del mundo.
De acuerdo con el gobierno mexicano, después de la conquista española, la isla Cancuén o Punta Kancune, fue registrada por primera vez en 1776 por el cartógrafo español Juan de Dios Gónzalez. Hoy en día, Cancún es uno de los destinos turísticos más importantes en México y con mayor impacto económico a nivel mundial; por ello, fue uno de los lugares con los primeros hoteles formados en conjunto con empresarios y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo.
«La costa estaba compuesta de pantanos, manglares, selva virgen y playas inexploradas. Incluso su nombre no estaba claro: algunos mapas lo llamaban ‘Kankun’ -una sola palabra escrita con las dos ‘k’-, que significa ‘olla de serpientes’ o ‘nido de serpientes’ en maya», explica «Caribe Mexicano Travel».
Hasta 1970 solo contaba con unos cuantos residentes temporales y, a partir de ahí, ha tenido un importantísimo crecimiento poblacional, hasta llegar a casi un millón de habitantes y una zona hotelera relevante a nivel mundial.
Esta zona hotelera se realizó con base en el «Proyecto Cancún», el cual se aprobó en 1969 y comenzó hasta enero de 1970. Dos años después, se colocó la primera piedra del Hotel Bojórquez, el primer hotel en Cancún y la Riviera Maya. Posteriormente, en 1974 abrió Playa Blanca y Cancún Caribe. Don Alberto Bojórquez fue un emprendedor, empresario, comerciante de perfumes y condimentos típicos de Yucatán que inició hace más de 50 años con un hotel de 24 habitaciones frente a la playa.
Este empresario fue el primero en invertir en Cancún, comprando 200 metros cuadrados donde construyó su hotel, vendía tours a bahías y playas con sus Agencias Bojórquez.
En 1973 se inauguró el aeropuerto internacional de Cancún, con una pista en lo que hoy es la avenida Kabah y una torre de control hecha a base de palos y palma. Lo cual fue un plus para comenzar a reactivar la economía hotelera en el lugar.
Para 1975, la oferta hotelera de Cancún creció hasta 1,322 cuartos. Hoteles de marcas como Camino Real y Presidente comenzaron a operar. Apenas tres años después de su creación, Cancún ya contaba con 30 hoteles y cerca de 2,500 habitaciones. Las autoridades del gobierno mexicano, en conjunto con la iniciativa privada, habían hecho un gran acierto al impulsar el desarrollo de esta ciudad turística. Para 1984, el número de hoteles creció a 57 y más de seis mil habitaciones. Esta tendencia de crecimiento en la infraestructura hotelera no ha parado aún habiendo enfrentado algunos huracanes importantes, como Gilberto en 1998. Basta decir que para 2019, el número de cuartos en Cancún rondaba los 36,000.
A sus 50 años, Cancún cuenta con una infraestructura de casi 36 mil cuartos de hotel de distintas categorías y más de 70 mil metros cuadrados de espacio disponible para congresos y convenciones. Además, otras empresas extranjeras han invertido en la zona, como Marriott, Hyatt, Riu, Oasis, Meliá.
En resumen, Cancún, fue un proyecto que surgió para impulsar el desarrollo turístico y económico de una de las zonas más bellas en el país: el Caribe Mexicano. A su vez, esto permitió que Quintana Roo, previamente un territorio de Yucatán, pudiera irse fortaleciendo y consolidarse como un estado.
Este paradisiaco lugar cuenta con la segunda oferta más grande hoteles en la costa de la Riviera Maya. Actualmente, son poco más de 100 hoteles los que se han desarrollado en Cancún y conforme a su ubicación, podríamos clasificar en tres rubros:
- Hoteles en Zona hotelera.
- Hoteles en Playa Mujeres.
- Hoteles en la Ciudad.
La zona hotelera es donde todo el desarrollo turístico comenzó. Es una franja de terreno que colinda con el mar por un lado y con la Laguna Nichupté, por el otro. Se extiende por cerca de 23 kilómetros, mismo que son recorridos por el famoso boulevard Kukulcán. Una curiosidad es que, desde la vista aérea, el terreno de la zona hotelera forma un siete “7” casi perfecto. Las puntas del “7” son los dos accesos a esta zona que conecta con el centro de la Ciudad de Cancún y el camino al Aeropuerto.
Aquí se encuentran establecidos poco más de 60 hoteles. La gran mayoría cuenta con accesos directos desde el Boulevard Kukulcán y también con accesos a la playa. En cuanto a categoría se refiere, los hoteles establecidos en esta zona cuentan con tres estrellas por lo menos, aunque es más común encontrar de cuatro o cinco estrellas.
Desde el punto de vista geográfico, el centro de la zona hotelera podría estar ubicado en el centro comercial «Forum by the Sea», justo ahí es donde se ubican los principales clubs-discotecas y donde suelen converger turistas de todos los hoteles de Cancún. De esta manera, podríamos dividir la zona hotelera en dos secciones.
Zona hotelera A: Centro de la Ciudad (Av. Bonampak) a Forum by the Sea.
Zona hotelera B: Forum by the Sea a Punta Nizúc.
La zona hotelera A fue la primera en desarrollarse por lo cual existen algunos hoteles “antiguos”. Sin embargo, eso no quiere decir que la infraestructura de estos sea obsoleta. Las autoridades y empresarios de Cancún se encargan de mantener estándares altos de calidad para asegurar que todos los turistas sean acogidos por el destino sin importar donde decidan alojarse.
Una de las ventajas de hospedarse en los hoteles de esta sección es que el acceso a la ciudad de Cancún es más rápido, por lo tanto, también la distancia hacia Puerto Juárez y el embarcadero a Isla Mujeres es menor. Además, el oleaje del mar suele ser mucho más relajado en esta zona pues goza de la barrera natural que forma Isla Mujeres. Entre algunos de los hoteles presentes en esta área están:
- Occidental Costa Cancún Hotel.
- Aquamarina Beach Hotel.
- Gran Oasis.
- Riu Caribe.
- Hotel Riu Palace Península
- Presidente Intercontinental Cancun Resort.
- Hotel Grand Fiesta Americana.
- Hyatt Ziva Cancún
La zona hotelera B ha ido desarrollándose conforme a la expansión hotelera en Cancún en las últimas dos décadas. En esta área hay alrededor de 35 hoteles y también está ubicado el centro comercial más grande de Cancún: La Isla. En este mall se encuentran diversas tiendas de diseñador, un acuario, restaurantes y un cine. Así que su cercanía representa una ventaja para los que se hospedan en esta franja de la zona hotelera y desean hacer compras. La distancia al aeropuerto de Cancún es otra ventaja pues la conexión es mucho más directa hacia esta zona al evitar que los vehículos ingresen a la ciudad. Por otro lado, las playas de esta área dan directamente al mar abierto, así que es más frecuente encontrar un mar más agitado. Entre los hoteles en esta área están:
- Hotel NYX Cancún.
- Westin Lagunamar Ocean Resort.
- Live Aqua Beach Resort.
- The Ritz Carlton Cancun.
- Paradisus Cancun.
- JW Marriott Cancun Resort & Spa.
- Hoteles Emporio Cancún.
- BSEA Cancun Plaza Hotel
Además de todos los desarrollos hoteleros, la zona hotelera de Cancún cuenta con una gran cantidad de restaurantes y bares, tiendas de conveniencia, tiendas de diseñador, tiendas de artesanías, agencias de tours y actividades, agencias de viajes, playas públicas y hasta museos. A su vez, en algunas partes los hoteles también se mezclan con desarrollos residenciales.
La diversidad de hoteles no solo radica en estilos arquitectónicos o su ubicación en ciertas zonas, si no en la modalidad de servicio que presenta. En Cancún se han establecido dos tipos principales:
- Todo incluido
- Plan Europeo
El «todo incluido», como su nombre lo indica, es aquella modalidad de servicio en la que al pagar por el alojamiento también se adquiere el servicio de alimentos (desayuno, comida, cena, snacks), así como las bebidas, tanto regulares como alcohólicas. Esta modalidad ha ganado mucha popularidad en Cancún en la última década. De hecho, fue factor clave para que el destino se popularizara exponencialmente tanto a nivel nacional como internacional. El plan europeo se refiere al alojamiento más sencillo e incluye únicamente el hospedaje en la habitación del hotel.
Es importante también tomar en cuenta para la elección del hotel la edad mínima de los huéspedes. Algunos hoteles especifican que son solo para adultos. Así que, si la intención es hacer un viaje familiar con niños o adolescentes, hay que revisar que el hotel no tenga este tipo de restricciones.
Así mismo, considerar la limpieza de playas en temporada de sargazo. En los últimos años, la presencia de sargazo ha aumentado en las costas de Cancún y la Riviera Maya. Así que es pertinente revisar que acciones toman los hoteles para mantener la playa suficientemente despejada del alga.
Sea la modalidad que sea, en el hotel de tu elección, Cancún siempre te dejará con un gran sabor de boca, es un paraíso del caribe mexicano que deja una huella de gran calibre en quien lo visita.
México vivió el 2 de junio de 2024 una de las jornadas electorales más nutridas, polémicas, agresivas y «a modo» a ojo de muchos; ciertamente una elección de estado que comenzó hace años, teniendo al presidente como jefe de campaña y que con toda seguridad dará continuidad a un tipo de gobierno que no ve por todos los ciudadanos. Literalmente transitamos en un régimen donde si no estás de acuerdo conmigo, estás en mi contra… eres enemigo y traidor a la patria si no aceptas esta «verdad histórica» que la 4T pretende ser.
La diferencia ahora fue que sí o sí una mujer ganaría la presidencia. Un país machista será liderado por una mujer y es de llamar la atención que estadísticamente el voto de los hombres marcó la diferencia para la vencedora. Escenario de gran calibre el que le tocará a la ya virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, pues dicen por ahí que quién mueve y moverá los hilos en este ambiente político será el mismo López Obrador.
Pero otorgando sin conceder, daremos el beneficio de la duda a este periodo, donde el «Claudismo» dependerá de cómo ella asuma el rumbo de la historia, en estos próximos seis años sí le tocará a ella demostrar, sí le tocará a ella dar resultados y deberá tomar las riendas, elegir y construir el camino para un país dividido, un país secuestrado por la violencia, por el despojo, por el crimen, la inseguridad y sobre todo secuestrado por el poder y el arribismo.
La nueva presidenta deberá gobernar para quien votó por ella, pero también para los que no comulgamos con la visión «morenista» de dádivas. Al pueblo por supuesto hay que ayudarlo, pero es deber del líder también alentarlo a mejorar por méritos propios, «al pueblo pan y circo», una realidad triste, pero que les resultó efectiva.
Lo que no se debe dejar de lado es que en este 2024, se destacó la participación ciudadana a pesar de la violencia, de los disparos y atentados, que hubo una participación electoral más allá de las fronteras, que hubo urnas desbordadas, largas filas, vecinos entusiastas, pero no alcanzó para la ejecución de un cambio.
Ahora bien, ojalá que el cambio real venga de los mexicanos, de aquellos que están hartos y también de los que están cómodos, ojalá que nos enfrentemos a una realidad construida para lograr avances individuales y colectivos, ojalá que se escriban historias no de mayorías o minorías, si no de todos los ciudadanos que exigen resultados, pero que a la par ejecutan sus derechos y obligaciones.
Nos toca seguir participando, dar seguimiento, valorar, exigir y continuar… son retos de todos, que no deben caducar en un sexenio.
Los resultados entonces serán medidos por los hechos, no por los datos de una historia política contada desde la visión cerrada y paternalista, o mejor aplicado ahora, no necesitamos una «mamá gobierno», necesitamos y requerimos de una mujer que asuma y guíe al país a mejor puerto, que se eleve el nivel de vida, que se genere un destino próspero ¡sí lo merecemos! y hay que trabajarlo.
Apostar sin querer ganar no es riesgo y en este momento a nadie conviene que el que pierda, sea México.
11 de mayo de 1904, nace un generador de arte, un hombre que despojó de toda realidad los sueños y como pistolero, con disparos creativos, certeros y en ocasiones incomprensibles, generó una vida que pocos se han atrevido a vivir… «El surrealismo soy yo…» y lo más surrealista es que es una afirmación probablemente cierta.
Salvador Dalí fue quizás el surrealista más popular y uno de los máximos exponentes mundiales del arte contemporáneo. Ya fuera un genio o un artista estrafalario, su legado no pasa inadvertido incluso hoy en día y no podemos más que maravillarnos con la perfección técnica y el imaginativo contenido de su arte, un arte de gran calibre.
Nacido en Figueres, España (pueblo que marcaría toda su producción) Dalí nunca fue un niño normal. Tuvo un hermano que murió antes que él y sus padres le pusieron el mismo nombre, Salvador, consintiendo todos sus caprichos. Desde muy pequeño ya dio muestras de genio: dejaba sus excrementos en cualquier lado, como forma de arte.
De adolescente viajó a Madrid, donde experimenta con el cubismo y el dadaísmo y entabla amistad con gentes como Lorca o Buñuel (con él co-dirige Un chien andalou y L’Age d’or). Y es que Dalí no sólo se dedicó a la pintura. Su creatividad abarcó el cine, la escultura, el diseño (el logo de chupa-chups) y la escritura… Mucho se especuló sobre su sexualidad, pero todo indica que Salvador era impotente (de ahí las formas flácidas de muchas de sus obras) y más bien asexual. Él mismo decía que sólo llegó al orgasmo un par de veces, y por masturbación. Su pelo largo, patillas y bigote no pasaron desapercibidos en el Madrid de la belle epoque. Su vida y su obra llegaron a ser la misma cosa y acabó siendo un showman obsesionado por promocionarse a sí mismo. Se podría decir que fue pionero de los happenings y del pop-art. Se creó ese personaje: provocador, imprevisible, loco…
En París, Dalí es ya toda una personalidad, aunque no sabe desenvolverse como una persona normal. No puede ni cruzar la calle solo. Pero ahí conoce a Gala que se convirtió en esposa, musa y cuidadora.
En 1934 es expulsado de los surrealistas y no repara en insultos contra Breton. («La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista») En 1940 se traslada a los Estados Unidos, donde encaja perfectamente con el surrealista capitalismo. En Hollywood fue acogido con los brazos abiertos y colaboró con Disney, Hitchcock, los Hermanos Marx… e invitado a todas las fiestas donde hacía la delicia de la gente con sus salidas de tono.
Ocho años después regresó a España, que estaba bajo la dictadura de Franco, y abrazó su régimen sin escrúpulos. Dalí se consideraba un anticomunista radical, pero todo indica a que fue un oportunista que consiguió así que el dictador le dejara trabajar en paz. La verdad es que no hay nada más surrealista que la relación entre estos dos tipos.
Otra cosa que le achacan sus detractores es su desmesurado amor por el dinero, que amasó a manos llenas. Cualquier objeto daliniano se convirtió en un lucrativo negocio. En sus últimos años llegó a firmar hojas en blanco para favorecer las falsificaciones. Para él, la imitación de su obra era una prueba de su grandeza.
Dejando su vida aparte, Salvador Dalí fue un artista indiscutible. El detallismo minucioso pero mostrando un mundo inconsciente hacen de él el más grande pintor de sueños. Su naturalismo, tomado de sus ídolos Rafael y Velazquez, una enorme pasión por la ciencia y las asociaciones delirantes cuya ambigüedad provoca diversas interpretaciones son sólo tres rasgos de su arte.