Author Archive
México vivió el 2 de junio de 2024 una de las jornadas electorales más nutridas, polémicas, agresivas y «a modo» a ojo de muchos; ciertamente una elección de estado que comenzó hace años, teniendo al presidente como jefe de campaña y que con toda seguridad dará continuidad a un tipo de gobierno que no ve por todos los ciudadanos. Literalmente transitamos en un régimen donde si no estás de acuerdo conmigo, estás en mi contra… eres enemigo y traidor a la patria si no aceptas esta «verdad histórica» que la 4T pretende ser.
La diferencia ahora fue que sí o sí una mujer ganaría la presidencia. Un país machista será liderado por una mujer y es de llamar la atención que estadísticamente el voto de los hombres marcó la diferencia para la vencedora. Escenario de gran calibre el que le tocará a la ya virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, pues dicen por ahí que quién mueve y moverá los hilos en este ambiente político será el mismo López Obrador.
Pero otorgando sin conceder, daremos el beneficio de la duda a este periodo, donde el «Claudismo» dependerá de cómo ella asuma el rumbo de la historia, en estos próximos seis años sí le tocará a ella demostrar, sí le tocará a ella dar resultados y deberá tomar las riendas, elegir y construir el camino para un país dividido, un país secuestrado por la violencia, por el despojo, por el crimen, la inseguridad y sobre todo secuestrado por el poder y el arribismo.
La nueva presidenta deberá gobernar para quien votó por ella, pero también para los que no comulgamos con la visión «morenista» de dádivas. Al pueblo por supuesto hay que ayudarlo, pero es deber del líder también alentarlo a mejorar por méritos propios, «al pueblo pan y circo», una realidad triste, pero que les resultó efectiva.
Lo que no se debe dejar de lado es que en este 2024, se destacó la participación ciudadana a pesar de la violencia, de los disparos y atentados, que hubo una participación electoral más allá de las fronteras, que hubo urnas desbordadas, largas filas, vecinos entusiastas, pero no alcanzó para la ejecución de un cambio.
Ahora bien, ojalá que el cambio real venga de los mexicanos, de aquellos que están hartos y también de los que están cómodos, ojalá que nos enfrentemos a una realidad construida para lograr avances individuales y colectivos, ojalá que se escriban historias no de mayorías o minorías, si no de todos los ciudadanos que exigen resultados, pero que a la par ejecutan sus derechos y obligaciones.
Nos toca seguir participando, dar seguimiento, valorar, exigir y continuar… son retos de todos, que no deben caducar en un sexenio.
Los resultados entonces serán medidos por los hechos, no por los datos de una historia política contada desde la visión cerrada y paternalista, o mejor aplicado ahora, no necesitamos una «mamá gobierno», necesitamos y requerimos de una mujer que asuma y guíe al país a mejor puerto, que se eleve el nivel de vida, que se genere un destino próspero ¡sí lo merecemos! y hay que trabajarlo.
Apostar sin querer ganar no es riesgo y en este momento a nadie conviene que el que pierda, sea México.
11 de mayo de 1904, nace un generador de arte, un hombre que despojó de toda realidad los sueños y como pistolero, con disparos creativos, certeros y en ocasiones incomprensibles, generó una vida que pocos se han atrevido a vivir… «El surrealismo soy yo…» y lo más surrealista es que es una afirmación probablemente cierta.
Salvador Dalí fue quizás el surrealista más popular y uno de los máximos exponentes mundiales del arte contemporáneo. Ya fuera un genio o un artista estrafalario, su legado no pasa inadvertido incluso hoy en día y no podemos más que maravillarnos con la perfección técnica y el imaginativo contenido de su arte, un arte de gran calibre.
Nacido en Figueres, España (pueblo que marcaría toda su producción) Dalí nunca fue un niño normal. Tuvo un hermano que murió antes que él y sus padres le pusieron el mismo nombre, Salvador, consintiendo todos sus caprichos. Desde muy pequeño ya dio muestras de genio: dejaba sus excrementos en cualquier lado, como forma de arte.
De adolescente viajó a Madrid, donde experimenta con el cubismo y el dadaísmo y entabla amistad con gentes como Lorca o Buñuel (con él co-dirige Un chien andalou y L’Age d’or). Y es que Dalí no sólo se dedicó a la pintura. Su creatividad abarcó el cine, la escultura, el diseño (el logo de chupa-chups) y la escritura… Mucho se especuló sobre su sexualidad, pero todo indica que Salvador era impotente (de ahí las formas flácidas de muchas de sus obras) y más bien asexual. Él mismo decía que sólo llegó al orgasmo un par de veces, y por masturbación. Su pelo largo, patillas y bigote no pasaron desapercibidos en el Madrid de la belle epoque. Su vida y su obra llegaron a ser la misma cosa y acabó siendo un showman obsesionado por promocionarse a sí mismo. Se podría decir que fue pionero de los happenings y del pop-art. Se creó ese personaje: provocador, imprevisible, loco…
En París, Dalí es ya toda una personalidad, aunque no sabe desenvolverse como una persona normal. No puede ni cruzar la calle solo. Pero ahí conoce a Gala que se convirtió en esposa, musa y cuidadora.
En 1934 es expulsado de los surrealistas y no repara en insultos contra Breton. («La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista») En 1940 se traslada a los Estados Unidos, donde encaja perfectamente con el surrealista capitalismo. En Hollywood fue acogido con los brazos abiertos y colaboró con Disney, Hitchcock, los Hermanos Marx… e invitado a todas las fiestas donde hacía la delicia de la gente con sus salidas de tono.
Ocho años después regresó a España, que estaba bajo la dictadura de Franco, y abrazó su régimen sin escrúpulos. Dalí se consideraba un anticomunista radical, pero todo indica a que fue un oportunista que consiguió así que el dictador le dejara trabajar en paz. La verdad es que no hay nada más surrealista que la relación entre estos dos tipos.
Otra cosa que le achacan sus detractores es su desmesurado amor por el dinero, que amasó a manos llenas. Cualquier objeto daliniano se convirtió en un lucrativo negocio. En sus últimos años llegó a firmar hojas en blanco para favorecer las falsificaciones. Para él, la imitación de su obra era una prueba de su grandeza.
Dejando su vida aparte, Salvador Dalí fue un artista indiscutible. El detallismo minucioso pero mostrando un mundo inconsciente hacen de él el más grande pintor de sueños. Su naturalismo, tomado de sus ídolos Rafael y Velazquez, una enorme pasión por la ciencia y las asociaciones delirantes cuya ambigüedad provoca diversas interpretaciones son sólo tres rasgos de su arte.
Inventó entre otras cosas, el método paranoico critico, con sus dobles imágenes y pintó más de 1500 obras de arte, sin contar decorados, fotografías, colaboraciones y sus numeritos, que hoy en día no pueden más que considerarse como Arte. El 23 de enero de 1989, Salvador Dalí i Domènech, partió en el mismo lugar que lo vio nacer.
Con toda seguridad, si hubiera un artefacto que nos permitiera como el Delorean de «Volver al futuro», viajar por el tiempo, usaría mi antigua camioneta tipo Crusier negra o mejor aún, en un Mercedes-Benz «alas de gaviota» para hacerlo con estilo, elegiría llegar a la Edad Media para conocer a un genio que huye de lo común… a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista que nació el 15 de abril de 1452, Leonardo di ser Piero da Vinci, más conocido como Leonardo da Vinci, el polímata florentino del Renacimiento italiano.
Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte. Sus investigaciones científicas, sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica, anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna. Fue un visionario de gran calibre, una de esas personas que son autoridades en cualquier materia.
Un genio sin duda, un hombre que destacó y ha trascendido. Su manera de pensar es un despojo de lo común.
En sus estudios sobre el dinamismo y la forma, con su extraordinaria capacidad de observar en profundidad y dibujar con absoluta precisión, Leonardo refleja concordancias entre fenómenos y procesos que en apariencia son totalmente inconexos. Los miles de dibujos que recogen sus cuadernos sorprenden en la actualidad por sus numerosos detalles y por su uso de perspectivas múltiples. De hecho, a menudo estos dibujos son modelos teóricos. Como ha señalado el investigador Daniel Arasse, cuando Da Vinci quiere crear imágenes realistas difumina los contornos de las figuras con la técnica del sfumato para reflejar cómo se muestran realmente los objetos a nuestra percepción. En cambio, cuando Leonardo dibuja objetos con perfiles nítidos, lo que hace es representar procesos naturales, como por ejemplo, la turbulencia que genera un chorro de agua al caer en un estanque.
Leonardo sentía una especial fascinación por los movimientos del agua, cuya fluidez consideraba como una característica fundamental de todo lo viviente. Anticipó la dinámica de fluidos, siendo el primero en analizar y describir detalladamente la dinámica de los vórtices de agua. Cabe decir que a día de hoy, ni tan sólo con la ayuda de ecuaciones no lineales podemos simular y analizar completamente la dinámica de los flujos turbulentos.
Dentro de sus variados temas de estudio, estableció los principios básicos de la dendrocronología, es decir, el uso de los anillos de crecimiento de los árboles para determinar su edad y las variaciones climáticas que han experimentado a lo largo de su existencia. En su famoso «Tratado de la pintura», único texto de Leonardo en circulación antes del siglo XIX, hace una digresión para dejar constancia de este descubrimiento: «Los círculos de los troncos de los árboles cortados muestran el número de sus años y si han sido más húmedos o más secos, según sea su grosor mayor o menor». Leonardo también llegó a entender correctamente la forma en que las plantas despliegan sus formas en respuesta a la gravedad terrestre (geotropismo), así como de qué modo cambian su orientación en función de la luz del sol (fototropismo).
Los fósiles llamaron asimismo la atención de Leonardo. En su época, los fósiles marinos que se descubrían en lo alto de las montañas eran comúnmente considerados restos del diluvio universal. Él observó, por ejemplo, que algunos fósiles de moluscos bivalvos mantienen unidas las dos mitades de su caparazón. Dado que en vida ambas mitades se encuentran unidas por un tejido elástico que se descompone rápidamente tras su muerte, Leonardo concluyó correctamente que tales moluscos no podían haber sido arrastrados a lo alto de las montañas por el diluvio, pues sus mitades se habrían separado, sino que habían quedado sepultados en el mismo lugar donde vivían, que luego emergería como montaña. De hecho, como explicó el eminente biólogo Stephen Jay Gould, Leonardo anticipó conceptos que la paleobiología sólo ha establecido rigurosamente en el siglo XX. Por otra parte, también describió correctamente el proceso de erosión, sedimentación y acumulación que hoy los geólogos conocen como el ciclo de las rocas.
Vegetariano de mente omnívora, Leonardo Da Vinci se adentró en todo tipo de ámbitos: pintura, escultura, arquitectura, geografía, cartografía, mecánica, geometría, astronomía, anatomía, óptica, botánica… Y aprendió sobre todo de la observación del mundo natural. Pero aunque no habló nunca de «leyes de la naturaleza», en los cuadernos conservados en la biblioteca del castillo de Windsor, elogió las «obras maravillosas de la naturaleza» (opere mirabili della natura) y escribe que «nunca se encontrará invento más bello, más sencillo o más económico que los de la naturaleza, pues en sus inventos nada falta y nada es superfluo».
Pareciera que este hombre tenía un «algo» que le permitía ver más allá, pero creo que lo que hacía y en donde radica su genialidad, era simplemente en observar desde el ángulo más agudo para dejar que su curiosidad fuera la guía ¡ya su cerebro hacía el resto!
Librarnos de noticias amarillistas, atentados, pistoleros, violencia en cualquier plaza, inseguridad, políticos que no pierden la oportunidad de invadir cada calle y boulevard con sus propagandas… demos un respiro, que se haga un despojo de estas malas noticias y transitemos estos días apuntando a nuevos horizontes.
Aunque tristemente en cualquier punto del planeta estamos rodeados por desastres causados por los humanos, las guerras se permean y diversifican la crueldad de sus ataques, llegan a centros culturales como el recién atentado terrorista en Moscú en una sala de conciertos, lo que nos deja ver que el objetivo es transparente y directo, el objetivo es causar dolor…
Y sale a colación pues las medidas de blindaje en diversos museos y centros de entretenimiento van en aumento, estamos ante una crisis que nos orillará ¡a salir con chalecos antibalas! pues en la esquina menos esperada, podrías toparte con pistoleros y disparos que no te permitan huir. Frustra y entristece tal panorama.
Pero retomando el camino, hablemos de uno de los museos de gran calibre a nivel mundial, El Louvre, no solo por ser de los más grandes, sino porque se ubica en pleno centro de París y recoge casi 35,000 objetos en sus 60,600 m² que abarcan desde la Prehistoria hasta el siglo XXI. Gracias a que cada año más de 8 millones de personas entran en él, se considera el museo más visitado del mundo.
Justo en el interior del Palacio del Louvre, una antigua fortaleza que fue construida por el rey Felipe II a finales del siglo XII, es donde se ubica el museo y de hecho, los restos de dicha fortaleza pueden visitarse en el sótano de las actuales instalaciones. En cualquier caso, el edificio ha experimentado infinidad de ampliaciones hasta tener el aspecto actual.
La Academia tuvo su residencia en el Louvre durante más de 100 años. Sin embargo, durante la Revolución Francesa, las autoridades de la Asamblea Nacional determinaron que el Louvre debía ser utilizado únicamente como museo con el propósito de permitir el acceso de sus obras maestras a la nación. En concreto, el museo abrió sus puertas el 10 de agosto de 1793 con una exposición en la que tenían cabida un total de 537 obras, las cuales fueron expropiadas a la realeza y a la iglesia.
Debido a diversos problemas estructurales, el edificio permaneció cerrado entre 1796 y 1801. Por su parte, debido al impresionante crecimiento de la colección en los tiempos de Napoleón y a la implicación de este en el proyecto, las instalaciones pasaron a denominarse como Museo Napoleón. Sin embargo, tras su derrota en Waterloo, muchas de las obras que fueron sustraídas por su ejército se devolvieron a sus propietarios originales.
La colección de obras del Louvre se incrementó exponencialmente durante los reinados de Luis XVIII y Carlos X, así como durante el Segundo Imperio Francés, donde consiguió 20,000 obras más para su acervo.
A partir del año 2008, la colección pasó a dividirse en 8 departamentos: Antigüedades Griegas, Romanas y Etruscas, Antigüedades de Oriente Próximo, Antigüedades de Egipto, Pinturas, Grabados y Dibujos, Escultura, Artes Decorativas y Arte Islámico.
Siempre hay una buena excusa para visitar el Louvre,
ya sea para maravillarse ante sus obras, evadirse por un rato o dar rienda suelta a la imaginación.
Vamos a centrar especialmente la atención a la famosa Pirámide del Museo del Louvre que fue inaugurada el 29 de marzo de 1989 y está a nada de festejar su 35 aniversario.
Este singular y polémico elemento, causó controversia por su diseño vanguardista y atrajo todas las críticas, era el foco central de una profunda transformación de un museo algo anquilosado, que prestaba una de sus alas laterales al Ministerio de Finanzas y otra zona a un estacionamiento. El resultado era un laberinto de edificios, con diferentes entradas, por lo que se decidió unificar toda la superficie y dotarle de un único acceso.
El proyecto se convirtió en un poliedro de mil metros cuadrados de base, más de 21 metros de altura sustentado en una estructura de 95 toneladas de acero, un chasis de 105 toneladas de aluminio y recubierta de 673 rombos de un cristal especialmente compuesto para preservar su transparencia con el paso del tiempo.
La prensa se ensañó con el presidente en turno François Mitterrand, a quien acusaron de querer convertirse en el «primer faraón» de Francia. Uno de los periódicos más combativos fue el diario «Le Figaro» quien como dato curioso, el ministro socialista de Cultura que impulsó el proyecto en los años 80, Jack Lang compartió:
«Para mí, el auténtico triunfo fue cuando, una vez terminada la obra, el director del suplemento de ‘Le Figaro’, Robert Hersant, me llamó para pedirme si podía celebrar bajo la pirámide el aniversario de la revista. Me sonó a rendición y le dije que sí».
En resumen, la pirámide resolvía todos los retos. Permitía al museo dotarse de una entrada única, evitaba tocar la fachada del que fuera palacio real y, además, respondía al deseo de Mitterrand de «tener una estructura lo más ligera posible, casi aérea».
Polémica, vanguardista, ahora ya representativa no solo de un país, sino de la cultura universal y de la mezcla de ideas, líneas, formas y de lo atemporal, icónica combinación que nos aterriza ante lo diverso de las expresiones humanas, las autoridades vieron más allá y por esto! vale la pena confiar y darnos un respiro.
Recuerdo con tal precisión esta fecha porque después de sufrir un aparatoso accidente y estar en el hospital, tuve la oportunidad de ver desde la ventana de la habitación una luna enorme y brillante, una luna que solo quien la ha apreciado desde Cancún sabe lo imponente que resulta… me transmitió en ese momento una sensación de paz y grandeza indescriptible.
Al pasar de los años he tenido la oportunidad de capturarla desde diferentes lugares, plazas y paisajes, siempre siendo la protagonista de la cámara y permitiéndome disparar en el momento preciso para atrapar su belleza.
Sin duda, la Luna, nuestra vecina, no deja de ejercer su poderoso magnetismo sobre la humanidad; al ser el cuerpo celeste más cercano, lo hemos observado, estudiado y visitado, así como admirado su belleza.
Desde el inicio de los tiempos, ya sea por su cercanía a la Tierra o por su cambiante apariencia, la existencia de este astro ha impulsado a la ciencia a mirar más allá de las fronteras de nuestro planeta y explorar los misterios del universo. Aquí recorremos algunos de los datos más importantes y característicos de este satélite natural:
¿Cómo se conformó el paisaje lunar?
Sin atmósfera que la proteja, la Luna está expuesta a todo tipo de impactos, como blanco de innumerables pistoleros. Multitud de meteoritos han chocado contra su superficie a lo largo del tiempo. Por ello, miles de cráteres, planicies, mares y montañas conforman su orografía.
¿Cómo es la superficie de la Luna?
El suelo selenita está recubierto de un sedimento fino generado por los impactos de los meteoritos. Ese polvo acumulado en capas que oscilan entre los 2 y los 20 metros de grosor se denomina regolito lunar y alberga también partículas procedentes de los vientos solares.
¿De qué color es?
Desde la Tierra podemos ver la Luna de color blanco, amarillo o rojizo por interferencias con nuestra atmósfera. Sin embargo, la superficie del satélite es gris o marrón, según sus componentes. Así, la imagen que tenemos desde nuestro planeta no coincide exactamente con el verdadero color del cuerpo celeste: pese a ser el segundo objeto más brillante de nuestro cielo después del Sol, el suelo de la Luna es en realidad tan oscuro como el carbón, increíble, no?
¿Cuántos cráteres tiene?
En la Luna hay un total de 1,600 cráteres registrados. Los principales son los llamados Tycho, Copérnico, Aristarco, Grimaldi… Sus nombres provienen de científicos, artistas, exploradores, eruditos e incluso cosmonautas rusos y astronautas estadounidenses. En 2017, la Unión Astronómica Internacional aprobó la denominación de dos nuevos cráteres, el cráter Guest y el cráter Wargo. Así, la lista completa va evolucionando y completándose con el tiempo a medida que se descubren y nombran nuevos cráteres.
¿Cómo es la gravedad en la Luna?
La gravedad de un cuerpo depende de su masa. La Tierra tiene 81,3 veces la masa lunar, por lo tanto su gravedad es muy superior. En la Luna, la gravedad es de 1.62 m/s, que sería la velocidad a la que un objeto en caída libre se precipitaría contra su superficie. En la Tierra, lo haría a 9.8 m/s. Eso significa que la fuerza de la gravedad en la superficie lunar es 0.17 veces de la Tierra, lo que hace que allí pesemos 6 veces menos.
¿Por qué no hay atmósfera?
La baja gravedad de la Luna impide que haya atmósfera, ya que no hay suficiente gravedad para retener las partículas de gas en su superficie. Sin esta fuerza para retener el gas, no es posible que se cree una atmósfera. De todos modos, el satélite sí cuenta con una exosfera formada por una capa muy delgada de gases en la superficie que, a diferencia de los gases que conforman las atmósferas, están tan dispersos que casi nunca chocan entre ellos.
¿Cuál es el punto más elevado de la Luna?
El punto más elevado de la superficie lunar es incluso más alto que el Everest, la montaña más alta de la superficie de la Tierra. La cumbre Selenean mide 10.786 metros y se encuentra en la cara oculta de la Luna, próxima al ecuador del satélite. Esta localización fue descubierta por un equipo del LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter, una sonda espacial estadounidense dedicada a la exploración de la Luna) dirigido por el profesor Mark S. Robinson en 2010.
¿Qué temperaturas hay?
En la Luna, la temperatura máxima es de 127 ºC, en el ecuador y cuando da el Sol. Sin embargo, dentro de los cráteres, en los polos bajos, la temperatura lunar puede llegar a descender hasta los -173 ºC.
¿A qué distancia estamos?
La distancia media que separa la Luna de la Tierra es de 384.400 km. Según la posición en la que se encuentren el planeta y el satélite, la distancia puede llegar a ser de 363.000 km como mínimo y de 405.500 km como máximo.
¿De qué tamaño es?
El diámetro de la Luna es de 3.476 km, exactamente la distancia que hay entre Madrid y Moscú. Es un cuarto del diámetro de la Tierra, que mide un total de 12.742 km. Pese a ser pequeña en comparación a la Tierra, la Luna es el quinto satélite más grande del sistema solar y el satélite más grande respecto a su planeta.
¿De qué está hecha?
La Luna alberga un pequeño núcleo interno de hierro, un manto formado por densas rocas de hierro y magnesio, y una corteza de 70km de espesor cuya superficie está formada por silicatos, óxidos de aluminio (un 14% en los mares oscuros y un 24% en las tierras claras) y también óxido de calcio y de hierro. El elemento más abundante es el oxígeno (un 43%), seguido del silicio (20%), magnesio (19%), hierro, aluminio, trazas de cromo, titanio y magnesio.
¿Qué vemos desde la Tierra?
Desde nuestro planeta únicamente podemos contemplar la cara visible de la Luna, el hemisferio del satélite que está permanentemente orientado hacia la Tierra, caracterizado por sus oscuros mares lunares de origen volcánico, montañas antiguas y atroblemas (cráteres causados por el impacto de meteoritos). El hemisferio opuesto es la cara oculta de la Luna.