Atentado, tragedia, arte, comida rápida… palabras que tienen en común una fecha: 15 de abril.
El calendario ha registrado en este día hechos que han conmovido o marcado al mundo en distintas épocas. Es el día mundial del Arte y, en contraste, el 15 de abril de 2019 se produce el incendio de la Catedral de Notre Dame, en París (Francia), el 15 de abril de 1955 se inaugura el primer restaurante de la famosa empresa de comida rápida McDonald’s en Des Plaines, Illinois (Estados Unidos). El 15 de abril de 1912 se hunde el trasatlántico Titanic a las 2:20 horas de la madrugada en el norte del océano Atlántico tras chocar contra un iceberg, ahí murieron 1,517 personas.
El 15 de abril de 2013, se suscitó un hecho que ha marcado en particular el rumbo en el deporte, los atentados de la maratón de Boston dejaron tres víctimas mortales y más de 200 heridos al explotar dos bombas cerca de la línea de meta, un terrible atentado que cambio los esquemas de seguridad de los eventos deportivos y sacudió al mundo entero.
La Maratón de Boston se corre ininterrumpidamente desde 1897, apenas un año después de que se disputara la primera maratón olímpica moderna en Atenas. Por esto! es la más antigua del mundo en su categoría y una de las seis “World Marathon Majors”, junto con las de Nueva York, Chicago, Londres, Berlín y Tokio. En su edición inaugural participaron sólo 15 corredores. Hoy convoca a más de 30,000 atletas de todo el mundo y a medio millón de espectadores en las calles, lo que lo convierte en el evento deportivo de un solo día con mayor concurrencia de público en Estados Unidos.
A diferencia de otras maratones populares, como las de París o Nueva York, Boston impone un sistema de clasificación estricto. Para poder inscribirse, los corredores deben acreditar marcas previas exigentes según su edad y género. Ese filtro selectivo convierte a Boston en una prueba de élite y un símbolo de perseverancia: muchos atletas entrenan durante años sólo para lograr una plaza.
Desde 1972 se permite la participación femenina. La pionera fue Kathrine Switzer, quien en 1967 se inscribió con sus iniciales para evitar ser rechazada por su género y fue agredida por un oficial que intentó sacarla del recorrido. Su imagen peleando por mantenerse en carrera se convirtió en un símbolo de la igualdad en el deporte.
El lunes 15 de abril de 2013 había más de 23,000 atletas de todo el mundo participando en una de las competencias más tradicionales del calendario atlético internacional. A las 14:49 hrs, cuando ya habían llegado más de 17,000 corredores a la meta, estalló la primera bomba frente a la tienda Marathon Sports, en la calle Boylston, una de las avenidas más transitadas de la ciudad. Doce segundos después, una segunda explosión golpeó a media cuadra de distancia, cerca de la esquina con Fairfield Street. Ambos artefactos eran ollas a presión llenas de clavos, rodamientos de acero y pólvora negra que resultaron disparos mortales. Estaban colocados dentro de mochilas y habían sido dejados en el suelo entre el público. El humo, los gritos y la sangre marcaron el fin de una jornada que había comenzado como una fiesta del deporte y terminó en tragedia.
Las víctimas fatales fueron Martin Richard, un niño de 8 años; Krystle Campbell, de 29; y Lingzi Lu, de 23 años. Otros 264 resultaron heridos, 17 de ellos de gravedad.
Los terroristas fueron Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, hermanos inmigrantes de origen checheno. Habían nacido en la república soviética de Kirguistán, pero su familia —musulmana practicante— se trasladó a Estados Unidos en los años 90 debido a los conflictos bélicos en el Cáucaso. Vivieron brevemente en Daguestán antes de emigrar a Estados Unidos en 2002, cuando Tamerlan tenía 16 años y Dzhokhar apenas 8. Se instalaron en Cambridge, Massachusetts, como solicitantes de asilo.
Tamerlan, el mayor, se destacó como boxeador amateur. Fue campeón de los Guantes Dorados de Nueva Inglaterra en 2009 y aspiraba a representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos. Pero su carrera se truncó cuando no logró la ciudadanía a tiempo. A partir de entonces, se radicalizó progresivamente. Abandonó el deporte, se volvió más religioso, aislado y agresivo. En 2012 viajó a Rusia y pasó seis meses en Daguestán, donde las autoridades creen que pudo haber intentado contactar con grupos extremistas. Su nombre fue incluso señalado por los servicios de inteligencia rusos al FBI, que lo investigó pero no encontró pruebas concluyentes.
Dzhokhar, en cambio, era un estudiante universitario integrado, sociable, con buenas notas. Se había nacionalizado estadounidense en 2012 y cursaba en la Universidad de Massachusetts Dartmouth. Su entorno lo describió como “amable” y “relajado”. En redes sociales compartía contenido islámico, pero también bromas y frases motivacionales. El contraste entre su perfil público y su rol en el atentado desconcertó incluso a sus amigos.
Para las autoridades, el proceso de radicalización fue liderado por Tamerlan, quien influenció a su hermano menor. Accedieron a manuales yihadistas en internet y construyeron los explosivos siguiendo instrucciones publicadas por la revista extremista Inspire, editada por Al Qaeda en la Península Arábiga. No se encontraron pruebas de que recibieran apoyo logístico externo: actuaron solos.
Tres días después del atentado, tras una ardua investigación del FBI, Tamerlan fue abatido y Dzhokhar logró huir, pero al día siguiente fue encontrado. En 2015, Dzhokhar Tsarnaev fue condenado a muerte. El juicio reveló nuevos detalles: el adoctrinamiento de su hermano, la planificación del atentado, y la frialdad con la que actuaron.
En una audiencia posterior, el propio Dzhokhar dijo: “Pido perdón por las vidas que tomé, por el sufrimiento que causé”. Su expresión fue interpretada por las víctimas como poco sincera. En 2020, un tribunal revocó la pena capital, pero en 2022, la Corte Suprema la restableció. Dzhokhar permanece en aislamiento en la prisión de máxima seguridad de Colorado.
El atentado en Boston modificó los protocolos de seguridad en todos los eventos masivos de Estados Unidos. Se reforzaron los controles de acceso, se limitaron los objetos permitidos y se amplió la cooperación entre agencias. Hoy en día, las grandes maratones del mundo incluyen vigilancia aérea, francotiradores, simulacros y sistemas de reconocimiento facial.
El lema “Boston Strong” emergió como un grito colectivo de resistencia. De hecho, la maratón volvió a correrse en 2014 con cifras récord. Ese año, el estadounidense Meb Keflezighi ganó la carrera masculina y levantó los brazos en señal de homenaje. En 2023 se inauguró un memorial en Boylston Street. Dos círculos de bronce recuerdan el lugar exacto de las explosiones. Las placas llevan los nombres de Martin, Krystle y Lingzi. La ciudad los honra con flores, banderas y un minuto de silencio cada 15 de abril.