Archivado en octubre 18, 2022
El día a día nos lleva a un remolino de emociones, con seguridad cada uno hemos tenido las ganas de salir corriendo… ¡escápate, desaparece y huye hasta que las cosas se calmen! pero la realidad nos alcanza, nos atrapa aún estando en la plaza, en el hospital, comiendo en un restaurante o caminando por la calle.
Es curioso cuando la persona correcta llega en el momento adecuado, como cuando disparo la cámara y capturo la imagen que me llena y transmite eso que el atardecer nos da en un reflejo y que solo pasa en un instante. Recientemente tuve días complicados, pero justo también, recibí una excelente noticia, sentimientos encontrados que hicieron mover las piezas del destino, un falso plan que siempre trazamos con la esperanza de que se dé al pie de la letra y al final como atentado, sin aviso se presenta y hay que replantearnos, pero así es la vida, por esto! diario hay que construir planes y soñar, hacer un lavado de cara con agua fría para despejarnos y despertar las ideas, sacudirnos y reconstruir el presente, aprendiendo del ayer, sin dejar de esperar las sorpresas que vendrán mañana.
Hoy abro el periódico -el de papel que nunca pienso dejar- y leo tantas noticias trágicas, noticias amarillistas que de nuevo hacen pensar que es mejor buscar alternativas no en otro país, si no en un planeta diferente! pero luego llega un mensaje de la persona correcta y sin más, cambia el semblante, cambia la perspectiva y se despeja esa duda… se los comparto tal cual, esperando que la reflexión surta el mismo efecto:
Decía Facundo Cabral:
«La vida no te quita cosas: te libera de cosas… te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos.
Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
No hay muerte… hay mudanza.
Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)… y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado.
Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo.
Ayuda a los viejos y los jóvenes, te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá.
Da sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.
El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
Vale la pena ¿verdad?.
Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír.«