Archivado en mayo 17, 2022
No cabe la menor duda, el festejo del 10 de mayo es absolutamente comercial, un atentado a lo espontáneo de reconocer sin más intención, lo importante que son las madres en nuestra vida.
Más aún en estos tiempos tan complejos donde se busca la cercanía de los afectos después de años de encierro, celebrar a quien nos dio origen, sin duda también, debería ser no solo de uno, si no de los 365 días.
Las madres son las autoridades en su materia, solo ellas saben qué sienten en el cuerpo cuando nos llevan dentro, qué pasa al momento que nos desprendemos, estando en un hospital, en su casa o en cualquier lugar llegado el momento, cómo les cambia la vida el tener un hijo en brazos y desde ese instante saber que se crea un lazo que será para siempre.
Puedo imaginar e incluso asegurar que a veces quieran huir, que sientan el despojo de la libertad y se valdría, pues son seres humanos que han modificado sus prioridades y su ritmo de vida, unas por elección, otras por convicción y desgraciadamente muchas sin desearlo, pero al principio y al final, lo que se debe reconocer es su capacidad para adaptarse, pues sin a veces saber cómo, lo hacen, sin tener un manual, logran el objetivo: formar seres humanos de la manera en que mejor se logre.
Yo como hijo puedo hablar del amor desde el ejemplo, de la enseñanza y de aprender a ser responsable, de las exigencias aún en las labores cotidianas, de pensar en grande y buscar la autonomía. Agradezco la paciencia y la guía, el dejar equivocarme para aprender del error, reconocerme aún en los tiempos de rebeldía y el saber que mis triunfos son un pedazo suyo.
Sin buscar descripciones que en realidad se alejan de lo real, el amor de madre, desde mi referencia, es luminoso como los amaneceres de Cancún, es fuerte como la roca, huele a café recién hecho, se deja oír con firmeza y ve en mi interior a pesar y al pasar de los años, a su niño.
Agradezco a mi Madre el haber inculcado en mí, valores, el darme alas para volar y raíces fuertes para saber dónde está mi origen y así construir mi sueño sin perder el rumbo.