Archivado en abril 30, 2020
Si nos hubieran dicho que seríamos los protagonistas de una película de trama apocalíptica, con toda seguridad hubiéramos respondido que era mentira, argumentos para atemorizar, que era un plan basado en todas las posibles teorías de la conspiración creíbles o no y que de ser así, no nos tocaría vivirla.
Pero la realidad superó la ficción, estamos frente a un enemigo que combate con todas las ventajas, no podemos verlo pero se hace presente con mucha facilidad, está en todo el mundo y su mayor arma es la ignorancia, la falta de cuidado y la incredulidad de las personas.
Nadie estaba preparado, al principio parecía noticia de un periódico amarillista que busca lo más escalofriante para llamar la atención, hoy no hay día que los encabezados no incluyan Coronavirus, Covid-19, pandemia, crisis sanitaria, crisis económica, encierro, depresión, contagios, muerte… ¡qué paranoia!
Definitivamente la salud es lo más importante, se revalora y cuando estás por entrar al hospital se añora; esta situación nos deja ver lo frágiles que somos y que no importa el lugar en el planeta dónde te encuentres, la cantidad de dinero, si eres empresario de gran calibre, dueño de un cadena hotelera, funcionario, ambulante o una persona en situación de calle, eres presa fácil cuando la arrogancia y negligencia del ser humano se extiende sin control ante un contagio inminente.
El Covid-19 al final llevará a una depuración de conciencia, de proceder, de cuidados, de reforzar los afectos y acercar las distancias. El planeta está respirando, tomándose un descanso de los seres humanos, ¿será qué nosotros somos nuestro propio enemigo? ¿será qué el 2020 es el año que al sacudirnos nos enseña lecciones a todas las generaciones y nos recuerda que no somos invencibles? Superar ésto no solo es mantenernos sanos, que es lo primordial, si no aprender de lo que nos hace daño, aprender que los hábitos más sencillos se hacen día a día, que la economía es una cadena mundial, que a pesar de la crisis presente y futura, debemos levantarnos y hacer lo necesario para estar bien.
Hoy nada es normal, hoy las cosas no pueden llevar una estructura como antes, debemos reorganizar esta realidad y adaptarnos, es de admirarse la resistencia de los que verdaderamente están siguiendo la estrategia de quedarse en casa, de los especialistas médicos que tienen que hacer frente a una enfermedad desconocida que se infiltra en sus trincheras, de los que no pueden dejar de trabajar para atender las necesidades básicas de los demás.
Quiero pensar a manera de terapia y por salud mental, que no falta mucho para poder volver a recorrer el mundo y a través de la lente captar las nuevas formas de vida del ser humano. Paradójico es que la distancia, hoy sea la manera de estar cerca, cuidémonos para enfrentar el reto de reconstruirnos como humanidad, de valorar la libertad de acción y aprender que en los detalles se denota el respeto a la vida.